El ideal de belleza inalcanzable

ideal de belleza
Elizabeth Clapés

 

Escrito por nuestra sexóloga Elizabeth Clapés.

No es ningún secreto que, en la actualidad, las mujeres vivimos esclavizadas a un ideal de belleza inalcanzable. La sociedad nos ha hecho obsesionarnos con la delgadez, con la piel tersa, con la ausencia de estrías y celulitis, con la perfección. Incluso con la eterna juventud y suena absurdo, ¡Es imposible ser siempre joven! Y, sin embargo, lo seguimos intentando con las cremas más caras del mercado, la medicina estética, la cirugía plástica, los remedios caseros…

De hecho, es curioso porque al acto de maquillarse y vestirse bien, lo llamamos “arreglarnos”, pero… ¿Arreglar el qué? ¿Se puede saber qué tenemos que arreglar? ¡No hay nada que arreglar porque no estamos estropeadas por estar al natural! Emplear el concepto “arreglarse” para hacer referencia a “prepararse”, explica perfectamente el motivo por el cual lo hacemos como ritual antes de exponer nuestro físico al mundo exterior.

¿Y qué es eso de “la operación bikini”? ¡Como si los únicos cuerpos que pudiesen llevar bikini e ir a la playa fuesen los que son delgados!

Se nos hace difícil salir a la calle sin corrector de ojeras, sin rímel, sin base. Cada día normalizamos más el uso de filtros cuando mostramos nuestra cara en redes sociales. Filtros poco realistas que afinan la nariz, enrojecen los pómulos, iluminan la mirada, ensanchan los labios, borran las marcas naturales de un rostro y eliminan las ojeras que todas tenemos. ¿Qué sucede con esto? Que una vez te quitas el filtro, el cambio es abismal y duele. No duele porque nos veamos fatal de por sí, duele porque nos vemos fatal en comparación a cómo nos vemos con dicho filtro, porque distamos mucho de ese ideal inalcanzable al que nos hemos adherido.

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En muchas ocasiones, creemos que lo hacemos porque sí, porque nos gusta y punto, no reflexionamos acerca de los motivos que nos llevan a esconder la naturalidad. En otras, sabemos perfectamente que lo hacemos por inseguridades, somos conscientes. Es mucho más fácil hacernos una foto con un filtro que nos acerca al imposible ideal de belleza, que sin él. Es normal, es lo que hemos aprendido de las revistas, de la televisión, de las tiendas donde compramos la ropa. No es cuestión de castigarse por ello o de castigar a las mujeres que lo hacen, así no ayudamos a nadie. Es cuestión de ser conscientes de ello, para poder decidir (o no) hacer un cambio al respecto.

Más allá de la cara, hablemos también del resto del cuero. ¡Qué difícil es ir a la playa cuando no tienes el cuerpo de las modelos de Victoria’s Secret! Sin embargo, llegas a la playa y nadie es Adriana Lima. Miras a tu alrededor y lo que ves, son cuerpos reales. Reales y sanos.

Queremos ser delgadas, pero no mucho. Tener pecho, pero redondo y turgente. Tener curvas, pero sin pasarse. Nada de estrías, ni de celulitis, ni un pelo fuera de su sitio. Nada de todo aquello que es natural y que nos hace humanas. ¿Cómo no vamos a sentirnos así, si abrimos una revista y todo lo que vemos son cuerpos delgados, retocados y perfectos? ¿Cómo no vamos a sentirnos así, si en las tiendas los maniquís representan figuras de mujeres de metro setenta y cinco que pesan 50 kilos?

Sabemos que los cánones de belleza han hecho daño, es algo de lo que se habla mucho hoy en día. Vamos a hacernos unas preguntitas para entender hasta qué punto condicionan nuestra vida:

  • ¿Cuánto dinero invertimos en maquillaje, cremas antiarrugas, medicina estética, cirugía plástica…?
  • Si supiésemos que no vamos a ver a nadie por la calle… ¿Nos maquillaríamos?
  • ¿Cuántas horas al día le dedicamos a nuestra imagen?
  • ¿Cuántos complejos tenemos por no encajar en dicho canon de belleza? ¿Nos sentimos cómodas en bikini? ¿Y cómo nos sentimos cuando estamos desnudas delante de alguien?
  • ¿Cuántas veces hemos metido barriga?
  • ¿Cuántas “dietas milagro” hemos empezado para conseguir “el cuerpo perfecto”?
  • ¿Hacemos ejercicio por salud o por estética? Si el ejercicio no fuese a cambiar nuestra imagen corporal, ¿Lo haríamos?
  • ¿Cuánta culpa sentimos cuando comparamos nuestros cuerpos con el de otras personas?
  • ¿Cuántos años hemos pasado intentando cambiar nuestro peso? ¿Qué porcentaje de nuestra vida ha girado entorno a transformar nuestro cuerpo?

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Y la pregunta más importante: usar maquillaje, ponerte filtros, probar mil dietas milagrosas… ¿Ha mejorado tu autoestima y tu bienestar? ¿Te ha cambiado para bien, realmente? Probablemente la respuesta sea que no.

Si tu cuerpo se ha convertido en tu enemigo, no te quedes esperando con los brazos cruzados. Te dejamos por aquí algunos tips de Sylvia de Béjar, autora del libro Tu sexo es tuyo, en el que habla de, entre otras muchas cosas, el daño que nos han hecho los cánones de belleza:

  • Trata de dejar de hablar sobre lo poco que te gusta tu físico, niégate a perder el tiempo dando más bola a las inseguridades.
  • Mírate desnuda ante el espejo. Con tolerancia, con compasión, con amor.
  • Analiza cada parte de tu cuerpo por separado, trata de verlo de forma objetiva y cuestiónate tus pensamientos automáticos negativos. No te exijas lo imposible.
  • Cuando te topes con un defecto terrible, pregúntale a alguien cercano a ti qué opinan: te encontrarás con que te ven más atractiva que tú a ti misma.
  • Haz una lista de todo lo que te gusta de tu cuerpo. Recuerda que tu cuerpo es quien te permite vivir, disfrutar, comer, bailar… Valóralo de forma más realista, tu cuerpo no es solo estética.
  • Prueba formas de aprender a conectar con tu cuerpo (yoga, meditación, bailar…).
  • Innova con tu apariencia física: un peinado nuevo, otro corte de pelo, otras gafas de sol, otro color de pintalabios… Esto puede suponer una inyección de autoestima.

Para cuando no te sientas sexy, recuerda: ser sexy no depende de tu cuerpo, depende de tu actitud y de lo cómoda que te sientas siendo tú.

Elizabeth Clapés

Sexóloga

Soy Elizabeth Clapés, más conocida en redes sociales como Esmi por mi Instagram @esmipsicologa. Estudié psicología y actualmente estoy especializada en las relaciones de pareja (incluido rupturas) y la terapia sexual.

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2 comentarios

Silvia
septiembre 11, 2021 5:46 pm

Me encanta, como siempre, como te expresas. Gracias por ver como el simple hecho de “me voy a arreglar” es hacernos de menos. Exactamente qué hay que arreglar? Como tu dices…
Eres fantástica!!!! Y fabulosa, sobre todo sin maquillaje 🙂

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Esmi
septiembre 11, 2021 5:57 pm

¡¡Ay!! Gracias bonita 💖 Qué bonito leerte.

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