Green flags

Escrito por nuestra sexóloga Elizabeth Clapés.

En el artículo sobre “red flags” vimos la importancia de detectar a tiempo las señales de peligro que nos dejan ver las personas sobre ellas mismas al conocerlas. Estas banderas rojas pueden pasar desapercibidas por la ilusión de cuando iniciamos una relación (de cualquier tipo), apartamos la “parte mala” y nos quedamos con la que nos gusta.

Sin embargo, con el tiempo nos vamos dando cuenta de que no todo era tan bonito, de que esa persona estaba llena de señales de peligro que nos advirtieron con antelación de lo que iba a suceder y no las vimos (o no las quisimos ver). Aquí reside la importancia de detectar las banderas rojas a tiempo: en ahorrarnos disgustos a largo plazo. Así vemos que las señales de peligro se llaman “red flags”, pero ¿Y lo contrario? ¿Qué nombre se le da a lo que nos dice que la persona que estamos conociendo puede ser un buen descubrimiento?

¿Qué son las “green flags”?

Las “green flags” o banderas verdes serían más o menos lo contrario a las “red flags”. Este término se popularizaría en las redes sociales después del “boom” de las banderas rojas para hacer referencia a lo opuesto: aquellas señales que significan que esa persona “va bien encaminada” a ser buena para nosotrxs.

Las “green flags” no implican que la otra persona sea perfecta. Cumplir con una lista de banderas verdes no te convierte automáticamente en alguien confiable, se pueden falsear. La mayoría conoceremos a alguna persona que presentaba muchas “green flags” y resultó ser todo un problema para nuestro bienestar. Así que, con cuidado. La intención de estas banderitas es detectar las cosas bonitas de los demás, valorar esos gestos positivos que tienen hacia nosotros… pero en ningún caso permitirnos bajar la guardia de forma definitiva o cegarnos solo con “la parte buena” de esa persona.

¿De qué sirven las “green flags” a la hora de conocer a alguien?

Cuando conocemos a alguien estamos expectantes de ver qué dice, cómo actúa, cómo es, cómo reacciona ante diferentes situaciones… Con estas respuestas vamos viendo cómo es la persona y en muchas ocasiones, su forma de responder nos puede reconfortar y hacer pensar “me gusta esto de esa persona” (o no).

Por ejemplo, imaginemos que estamos en un restaurante con alguien a quien acabamos de conocer y al camarero se le cae todo lo que llevaba en la bandeja. Si la persona a la que estamos conociendo (llamémosla Marina) resopla y responde de forma desagradable al barman haciéndole sentir mal por un error humano, puede que su actitud nos incomode y genere rechazo. Quizá no determinamos ese día y por ese motivo que Marina no nos conviene, pero si ha tratado así a alguien, puede que también lo haga con nosotrxs más adelante. Sin embargo, si Marina se levanta a ayudar al camarero y a decirle que no pasa nada, nos gustará su reacción y sin querer estaremos sintiendo lo que sería una “green flag”.

¿Y con nosotrxs mismos?

Sería hipócrita defender que no tenemos ninguna bandera roja, así como también lo sería decir que siempre tenemos banderas verdes. Lo que no se sabe no se puede cambiar o potenciar. Por este motivo es importante conocer lo que consideramos como “green flags” o buenas señales: para saber cuáles son los gestos positivos que más valoran los demás (y nosotros mismos) y tratar de potenciarlos.

La vida consiste en ser mejor que ayer y peor que mañana (en medida de lo que nuestras circunstancias vitales nos permitan, claro).

¿Qué “green flags” valoramos en los demás?

Realizamos encuestas y preguntas por “stories” de Instagram preguntando qué era lo que se valoraba como una “green flag” en los demás. Recogimos las respuestas más repetidas por la audiencia y el resultado fue el siguiente:

Una bandera verde sería…

• Que hable bonito de sus amistades y seres queridos: recordemos que lo que dice Paco de Pepe, suele decir más de Paco que de Pepe.
• Que exprese cómo se siente: para sentir paz al lado de alguien parecer ser muy importante la transparencia, y es que necesitamos saber con certeza que esa persona está a gusto con nosotrxs y que en el caso de no estarlo, nos lo dirá para poder ponerle solución.
• Que admita sus errores y se responsabilice de ellos.
• Que respete tus emociones, aunque no las comprenda: no comprender a otra persona no es una excusa para no respetar lo que siente.
• Que trate bien a los animales (¡Esta fue la respuesta más repetida!).
• Que se alegre por tus logros como si fuesen suyos: la importancia de poder compartir lo bonito que nos sucede con los que nos rodean.
• Que no repita los errores por los que pidió disculpas, o, dicho de otra forma: que no nos manipule.
• Que trate bien a quien trabaja de cara al público: siguiendo el ejemplo de Marina.
• Que se interese por tus inquietudes, aunque no sean las suyas: es una bonita forma de sentir que le importas al otro.
• Que esté ahí cuando las cosas van mal (y no solo cuando hay algo que celebrar).
• Que sepa poner límites y decir lo que le molesta.
• Que sea capaz de cuestionar sus creencias y deconstruirse: las personas estamos en constante cambio y aprendizaje. Ser capaz de avanzar y evolucionar abriendo nuestras cabecitas a cambiar ideas que nos inculcaron desde niños es progreso y crecimiento personal.
• Que te hable con cariño y respeto incluso en las discusiones.
• Que diga “por favor” y “gracias”.

Estas fueron las respuestas más repetidas, ¡Esperamos que te hayan gustado! Recordemos que siempre hay excepciones, que cumplir todas las “green flags” de la lista no implica necesariamente ser buena persona y tener banderas rojas tampoco significa lo contrario.

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