Zonas erógenas: Tu cuerpo es tu patio de recreo

Zonas erógenas

Los labios de tu pareja avanzando por tu cuello o las caricias que recorren lentamente tus muslos pueden volverte completamente loca/o sin necesidad de acercarse siquiera a los genitales. La tensión aumenta, la respiración se acelera y el cuerpo arde. Tu cuerpo es un gran patio de recreo lleno de zonas erógenas que descubriremos en este artículo.

¿Qué son las zonas erógenas?

Son zonas de nuestro cuerpo donde las caricias provocan más excitación que en otras partes. Algunas de las zonas erógenas más evidentes son, por supuesto, el pene y la vagina, pero hay muchas más (piensa: las orejas, el cuello o los muslos) donde recibir caricias o cosquillas para ponerte a tono y lograr que tu experiencia sexual resulte mucho más intensa. Por supuesto, cada uno tenemos nuestras preferencias, así que deberás descubrir qué te funciona y qué no.

En este artículo repasaremos las zonas erógenas más comunes y la intensidad de la reacción que suelen provocar. De nuevo, cada persona es diferente, así que es posible que no te excites con una zona amarilla, ¡sino con una verde! Por supuesto, te recomendaremos algunos juguetes para que tu patio de recreo resulte aún más excitante.

El patio de juegos masculino

El playground de ellos

Zonas rojas

Las zonas calientes del cuerpo masculino son el pene, los testículos, el perineo y el ano. Para la mayoría de las personas con pene, el glande es el punto más sensible. Además, el frenillo -el trozo de piel que une el prepucio y el glande- también desempeña un papel importante en la estimulación sexual.

No olvides estimular los testículos cuando visites estas zonas calientes, dado que el escroto también contiene muchas terminaciones nerviosas. Muchos prefieren que prestes una atención especial a los testículos durante el acto sexual.

Pasemos ahora al punto entre los testículos y el ano: ¡el perineo! Esta delicada sección de piel proporciona mucho placer. ¿Sabías que también puedes estimular la próstata -el punto G masculino- con un buen masaje perineal?

Por último, en la zona roja se encuentra el ano. Puedes estimularlo tanto desde dentro como desde fuera, porque el esfínter es también muy sensible. El ano puede explorarse suavemente con los dedos o la lengua durante los preliminares, optando por un mini vibrador contra el músculo del esfínter para una estimulación extra.

Zonas amarillas

Si encuentras todas las zonas erógenas en esta zona del cuerpo de tu pareja, prepárate para que pierda totalmente la cabeza. Por ejemplo, seguro que te encanta la sensación cuando alguien juega con tu pelo… ¡Un buen masaje en el cuero cabelludo puede llegar a ponerte la piel de gallina! Sube luego hacia las orejas, que también son altamente sensibles. Lame el pabellón auricular o muerde suavemente el lóbulo para crear tensión.

Aunque no tengas pechos, rozar los pezones puede resultar muy placentero. Besar despacio, pasar suavemente las uñas por el pecho o usar un juego de pinzas o succionadores de pezones puede ayudar mucho a subir la temperatura sexual. El lugar perfecto para tentar y provocar es sin duda el bajo vientre, dada su proximidad a los genitales. Los músculos del abdomen están conectados a los de la pelvis, haciendo que las caricias en esta zona resulten sensacionales.

No olvides estimular las nalgas, altamente sensibles al tacto. Existen infinidad de terminaciones nerviosas alrededor del ano. Es imprescindible masajear estas zonas con un poco de aceite de masaje.

Zonas verdes

Hemos llegado a las zonas verdes. Estas conforman el punto de partida perfecto para tus preliminares. No son demasiado sensibles, pero transmiten fantásticas sensaciones a través de caricias suaves o un masaje especial. De esta forma, permitirás que tu pareja se relaje y olvide la realidad un tiempo; todos conocemos el efecto que puede tener el estrés sobre nuestra vida sexual. Empieza por mimar los hombros, la espalda, los brazos y los pies y lleva a tu pareja directa al séptimo cielo.

El patio de recreo femenino

El playground de ellas

Zonas rojas

Las zonas rojas más evidentes son, por supuesto, el clítoris y la vagina. Anímate a estimularlas con un vibrador de aire comprimido, por ejemplo. No olvides prestar la misma atención a los labios mayores, menores y al pubis. Tanto los labios mayores como los menores contienen millones de terminaciones nerviosas que les hacen altamente sensibles al tacto. A menudo nos olvidamos del monte de Venus, que también es una zona erógena. Utiliza las manos o un vibrador para estimular esta zona.

Continúa existiendo un tabú sobre el sexo anal o la inclusión del ano en las relaciones sexuales, pero se trata de una zona igualmente sensible y que merece especial atención. No hace falta coger inmediatamente un plug anal (aunque no tengamos ninguna intención de impedírtelo), porque existen distintas formas de incluir sutilmente el ano en los preliminares. Puedes acariciar o lamer el ano y, posiblemente, avanzar un poco más e introducir uno o dos dedos con un poco de lubricante anal. Otra opción consiste en estimular el esfínter con un mini vibrador. Recuerda permanecer siempre muy atenta/o a la reacción de tu pareja.

Zonas amarillas

Cuando alguien juega con nuestro pelo o nos da un masaje en la cabeza experimentamos una sensación casi orgásmica, porque se liberan distintas sustancias que nos hacen sentir bien. Así que podéis empezar los preliminares en la ducha y lavaros el pelo el uno al otro para poneros a tono. Tampoco debemos olvidar los oídos, el cuello y la garganta. Las orejas son muy sensibles y responden con emoción a las palabras susurradas, al aliento caliente, o a la estimulación con los labios o la lengua, que luego puedes hacer bajar hacia la garganta. Esta es también una zona erógena activa y sensible al más leve roce.

No sorprenderá a nadie que los pezones sean una zona erógena. Con la estimulación adecuada, las mujeres pueden llegar a excitarse, pero tómate tu tiempo. Acarícialos, bésalos, lámelos o muérdelos suavemente, permaneciendo siempre atento a la respuesta de tu pareja, para comprobar sobre la marcha qué le excita más. También puedes ampliar tu repertorio de juegos con accesorios como unas pinzas para los pezones.

Dada la cercanía del abdomen a los genitales y el hecho de que los músculos del abdomen están conectados a la pelvis, es el lugar perfecto para tentar y provocar a tu pareja. Este principio es igualmente aplicable a la cara interna de los muslos. Besa y acaricia suavemente la piel y avanza lentamente hacia los genitales para crear tensión sexual. El último punto de la zona amarilla son las nalgas, con una gran cantidad de músculo y grasa que las convierte en perfectas para los masajes sensuales, no solo para los azotes.

Zonas verdes

Por último, existen las zonas verdes del cuerpo: el lugar donde iniciar los preliminares. Piensa en los hombros, la espalda (baja), los brazos y los pies, que puedes acariciar o masajear suavemente para que tu pareja comience a animarse. Utiliza aceite o velas de masaje para calentar el cuerpo y permitir que tu pareja se relaje y olvide el mundo que le rodea. Después de un largo día o semana de trabajo, ¡es algo imprescindible!


¿Cuáles son tus zonas erógenas preferidas? 🔥

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