Mitos sobre la sexualidad

Mitos sobre la sexualidad
Elizabeth Clapés

 

Escrito por nuestra sexóloga Elizabeth Clapés.

 

La afirmación de que en las escuelas existe una evidente carencia de educación sexual no pilla por sorpresa a nadie. La sexualidad ha sido siempre un tabú y, pese a que actualmente se habla más sobre ella, sigue siéndolo.

¿Cuál es el resultado de convertir un tema en “tabú”? La desinformación y la ignorancia. El problema viene cuando invisibilizamos y hacemos como que no existe algo tan necesario y evidente como es el sexo. Crecemos y la sexualidad forma parte de nuestra evolución como seres humanos, y empezamos a tener curiosidad, a querer informarnos, a preguntar, a investigar… ¿Y qué sucede? Que como no nos han informado dónde nos tenían que informar y, sobre todo, de la forma adecuada… Intentamos averiguar las cosas como podemos: buscamos por internet, vemos pornografía, preguntamos a nuestros amigos y sacamos nuestras propias conclusiones (en muchas ocasiones, bastante alejadas de la realidad).

Todxs habremos escuchado mitos sobre la sexualidad y estoy segura de que además de oírlos de pasada, en muchas ocasiones nos los hemos creído y han formado parte de nuestra verdad sobre el sexo. Por este motivo, vamos a hablar sobre las falsas creencias más normalizadas entorno al sexo.

Desmintiendo mitos sobre la sexualidad

La penetración no es el centro de las relaciones sexuales

Por la escasa educación sexual que hemos recibido y por lo poco que hemos podido aprender a través de la pornografía, hemos llegado a creer que las relaciones sexuales tienen como centro el pene y como meta la eyaculación masculina.

La realidad es que existen muchísimas formas de estimulación que también se consideran sexo y conforman las relaciones sexuales. De hecho, con muchas de estas prácticas podemos disfrutar igual o más que con el coito tradicional y no tienen nada que ver con la penetración, como, por ejemplo: la masturbación, el sexo oral, el roce, los besos apasionados, las caricias en zonas erógenas…

La virginidad no existe

La virginidad es un constructo sociocultural totalmente obsoleto que invisibiliza y estigmatiza la sexualidad femenina, definiendo el valor de una mujer en función de si ha sido penetrada o no. El término “virginidad” también puede ser aplicado a hombres para hacer referencia a si han mantenido relaciones sexuales por penetración o no, pero las principales víctimas de castigos por “no ser vírgenes” hasta ahora han sido siempre las mujeres.

Se trata de un constructo social falocéntrico que convierte el pene en el centro de la sexualidad, cuando la realidad es que existen infinidad de prácticas sexuales que implican una relación sexual sin necesidad de penetración, como hemos visto en el punto anterior.

Los hombres no deben tener siempre más deseo que las mujeres

Estamos acostumbradxs a la idea de que el hombre siempre es el que debe iniciar las relaciones sexuales. Creemos que el hombre siempre estará dispuesto y a punto para la penetración, que siempre le apetecerá y que depende más de la mujer el decidir si quiere o no.

Esta falsa creencia afecta a ambos sexos. Por un lado, ejerciendo una enorme presión sobre el hombre, que siempre tendrá que estar dispuesto y disponible para cumplir con las relaciones sexuales, y, por otro lado, pudiendo generar muchísimas inseguridades en la mujer que se encuentra con que su marido no tiene ganas de tener sexo en determinadas ocasiones (“si los hombres siempre quieren y mi pareja no, ¿Seré yo el problema?”).

No debe sentarnos mal que nuestra pareja se masturbe

Tener pareja y una vida sexual satisfactoria con ella no implica dejar de masturbarse. El sexo con unx mismx a veces es interpretado como algo que se hace cuando “se está necesitado”, ya sea por ausencia de una pareja sexual o por una mala calidad de las relaciones con esta. Esto es falso, autoestimularse es positivo y recomendable durante todo el ciclo vital, se tenga pareja o no.

No es necesario llegar siempre al orgasmo

Acostumbramos a calificar las relaciones sexuales en buenas o malas en función de si hemos alcanzado el orgasmo o no. De hecho, si nuestra pareja sexual no lo alcanza, llegamos a sentirnos mal y a pensar que hemos fallado en algo. Sin embargo, la realidad es que el sexo va mucho más allá de llegar al clímax. De hecho, estaremos de acuerdo en que hay veces que las relaciones sexuales se alargan de forma forzosa para conseguir el clímax de uno o de ambos. Este tiempo “extra” acaba cansando y aburriendo ¿Verdad?

El orgasmo no es la meta, pensar que la principal función de las relaciones sexuales es alcanzarlo es un error. De hecho, obsesionarse con él es un motivo por el cual no llegamos al clímax. El sexo está para disfrutar, para conectar con nuestra pareja, para pasarlo bien, para darse cariño. Si en ese camino se llega al orgasmo, genial, y si no, genial también.

Las relaciones sexuales enfocadas a conseguir el clímax pueden acabar siendo agotadoras y quitarnos las ganas de repetir. Si no nos apetece, no pasa nada. Debemos tomarnos la libertad de decir “estoy bien y no necesito llegar al orgasmo”.

¡Ah! Y más importante aún: no debemos presionar a nuestra pareja sexual para que llegue. Liberémosla de esa responsabilidad. Llegará cuando tenga, pueda y quiera llegar, porque si hacemos sentir a la otra persona que necesitamos su clímax e insistimos en “conseguirlo”, puede verse presionada y en la (casi) “obligación” de fingir un orgasmo únicamente para satisfacernos.

Recuerda: una relación sexual puede darse por finalizada si no se ha llegado al orgasmo porque este no es la meta. Así como, también se puede continuar con el sexo tras un orgasmo (con o sin penetración). El clímax no es un marcador de tempos.

El sexo anal no marca la orientación sexual de nadie

El mito de creer que el sexo anal solo lo practican los hombres homosexuales sigue en el pensamiento de muchas personas en la actualidad. Sin embargo, existen hombres heterosexuales que disfrutan de recibir placer a través de la estimulación anal, y es que es simplemente eso: una forma de recibir placer.

No recomendamos dejar de disfrutar plenamente de las relaciones sexuales por creencias homófobas.

En conclusión, podríamos decir que la sexualidad ha sido un tabú y eso ha hecho que existan miles de mitos y falsas creencias entorno a ella. Por este motivo, esperamos que desmentir varias de ellas te haya ayudado a cambiar algunos de los conceptos que tenías sobre la sexualidad para así disfrutar de forma más libre y relajada.

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Elizabeth Clapés

Sexóloga

Soy Elizabeth Clapés, más conocida en redes sociales como Esmi por mi Instagram @esmipsicologa. Estudié psicología y actualmente estoy especializada en las relaciones de pareja (incluido rupturas) y la terapia sexual.

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