Cuckolding: ¿conoces esta fantasía sexual?

Escrito por nuestra sexóloga Arola Poch

Ser cornudo es algo que, me atrevo a asegurar, no quiere nadie. Pero ser cornudo consentido es una fantasía sexual más habitual de lo que algunos podrían pensar. También conocido por el término inglés cuckolding, se trata de disfrutar viendo a la pareja teniendo sexo con otra persona. Los roles habituales en parejas heterosexuales son el de la mujer (también llamada hotwife) teniendo un amante (corneador) y el marido en el papel de ese cornudo consentido (cuckold).

Aclarar, por si fuera necesario, que en este caso no estamos hablando de infidelidad ya que todas las partes implicadas están de acuerdo con la práctica realizada. De ahí que consentido sea palabra clave (realmente siempre lo es cuando hablamos de sexo) como adjetivo de cornudo.

De ahí que consentido sea palabra clave (realmente siempre lo es cuando hablamos de sexo) como adjetivo de cornudo.

El cuckolding es un juego erótico que habitualmente se da en parejas que llevan ya unos años de relación para animar su vida sexual. No tengo datos concretos de su popularidad, pero basta ver publicaciones, perfiles y escenas en redes sociales para ver que a esta fantasía, deseo o realidad no le faltan adeptos.

Puede realizarse con todas las personas presentes, esto es, con el cornudo viendo la escena. O  también con la hotwife y el corneador juntos y que luego esta se lo cuente con más o menos detalle a su marido, con el morbo que eso puede conllevar para ambos.

Por qué resulta excitante

Qué resulta excitante es siempre algo muy personal, pero podemos lanzar algunos motivos por los que hay personas que sueñan con ver a su mujer teniendo relaciones con otro.

• El placer de ver disfrutar a su mujer. Saber que alguien a quien quieres está orgasmeando a gusto es fuente de satisfacción para algunas personas.
• La propia visión de su mujer teniendo relaciones sexuales. Situarse como espectador puede ser una visión muy erótica y placentera. Como si se estuviera viendo una escena porno en la que la actriz protagonista, con todos los calificativos que se le puede asociar a esa figura, es la propia mujer.
• En algunas ocasiones puede relacionarse con la sumisión. Según las convenciones sociales de las parejas tradicionales, ser cornudo tiene un punto de humillación y en esta práctica se puede buscar potenciar esa sensación. En relaciones de dominación/sumisión, la humillación es un factor excitante para algunas personas.

Cómo llevarla a cabo

Si os habéis fijado, unos párrafos más arriba he hablado de fantasía, deseo o realidad. Una práctica sexual puede vivirse en estos diferentes planos: fantasía cuando es algo con lo que nos excitamos solo en nuestra imaginación, deseo cuando queremos llevar a cabo esa fantasía y realidad cuando efectivamente nos encontramos manos a la obra. Es importante hacer esta distinción porque nos ayuda a entender y, en algunos casos, aceptar nuestra erótica.

El cuckolding puede ser una fantasía que no nos atrevamos a realizarla porque choca mucho con nuestros valores como pareja. Si piensas que puede no sentar bien a vuestra relación, está perfecto que os sirva solo (que no es poco) para imaginarla juntos y excitaros en vuestros encuentros íntimos.

Y si queréis dar un paso más, adelante. Haciendo las cosas bien, este tipo de prácticas ayudan a afianzar la complicidad y confianza en la pareja. Así que vamos a intentar hacerlo bien.

Haciendo las cosas bien, este tipo de prácticas ayudan a afianzar la complicidad y confianza en la pareja.

La primera cuestión, obvia pero necesaria, es que ambas personas estén de acuerdo. El marido puede tener el deseo pero quizás su mujer no se ve en eso. O le da vergüenza hacerlo delante de su compañero de vida. En estos casos, por mucho que uno quiera, no hay que presionar a la otra persona. Es recomendable hablar, compartir miedos o inseguridades y, si es el caso, ir poco a poco venciéndolos. La confianza es un valor necesario.

A lo mejor las inseguridades vienen por parte del “cornudo”: “¿qué sentiré al ver a mi mujer con otro hombre?” Aquí aplica lo anterior: confianza y comunicación. Realmente qué se sentirá no se sabe hasta que se ve, pero en mi experiencia (profesional y personal) habitualmente las cosas luego no son para tanto.

Puede ser interesante llegar a acuerdos para sentirse cómodas ambas personas: qué tipo de prácticas se pueden hacer, dónde será el encuentro, si será juntos o separados, cómo saber si alguno no está del todo a gusto, etc.

No podemos olvidarnos de la tercera persona en juego, el corneador. Hay bastantes perfiles de hombres a los que les gusta ese papel y que lo buscan específicamente. Como apostamos por la honestidad siempre, este también ha de estar informado de cuál es el juego. Buscad alguien con quién podáis hablar claramente.

¿Tiene riesgos para la relación?

Si os lanzáis a la acción con las premisas anteriores (no presiones, comunicación, confianza y honestidad), la relación no tiene por qué sufrir. Al contrario, lo más probable es que salga reforzada porque este tipo de situaciones vividas juntos fortalecen la complicidad. Cada persona sabe cuál es su papel y lo disfruta dentro del juego erótico.

Luego la experiencia podrá resultar mejor o peor, más o menos satisfactoria. Tened siempre en cuenta que algo que funciona perfectamente en la cabeza puede no hacerlo tan bien en la realidad. O quizás al revés, cuántas veces la realidad supera a la ficción. Hay cosas que hasta que no se prueban, no se sabe.

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