Cómo pedir el consentimiento de forma sexy

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Pedir permiso (también conocido como consentimiento) durante el sexo resulta absolutamente esencial. Aunque a menudo se piense lo contrario, una pregunta en realidad no siempre tiene por qué cortar el rollo. En este artículo te explicamos cómo puedes pedir el consentimiento de forma sexy.

¡Pedir el consentimiento es sexy!

Para rebatir rápidamente la idea mencionada anteriormente: pedir el consentimiento no corta el rollo, ¡en realidad es sexy! Desde un punto de vista personal, he aprendido que no pedir el consentimiento puede echar a perder el momento. He tenido sexo con diferentes personas, en distintas situaciones, y mis mejores recuerdos son de aquellas personas que me hicieron sentir segura y respetada, porque me pidieron permiso. Pedir el consentimiento no cortó el rollo en absoluto, más bien formó parte de los preliminares. Así que tenlo en cuenta.

“Pedir el consentimiento no corta el rollo, ¡en realidad es sexy!”

Ejemplos

N.º 1 Pedir el consentimiento

Por supuesto, no tienes que preguntar de inmediato: “¿Tengo tu permiso?” o “¿Tú también quieres esto?”. Estas preguntas abordan el tema directamente y no están mal, pero también puedes pedir el consentimiento de formas un poco más calientes. Aquí tienes unos ejemplos:

“¿Te puedo besar?”
“¿Está bien si te quito la camisa?”
“¿Pasamos al dormitorio?”

N.º 2 Decir lo que quieres

A veces, no es el momento adecuado de plantear una pregunta, o tal vez te entran un poco de nervios. En ese caso, intenta expresar con palabras lo que te gustaría hacer con la otra persona y observa su reacción.

En lugar de preguntarle si le puedes quitar la camisa, puedes decir:

“Eres tan sexy. Me encantaría ver más”.
“Me pones tan caliente… ¿Me quito la camisa?”
“Creo que sería buena idea enseñarte el dormitorio…
😉

¿Ya os habéis provocado bastante? ¿Te gustaría ir hasta el final? Pues di: “Me gustaría tener sexo contigo ahora…”. No se puede decir más claro y es muy excitante escucharlo. Si él/ella también lo desea, sin duda tendrás luz verde. Si no quiere, probablemente ignorará tu comentario o te dirá que aún no está preparada.

N.º 3 Preguntar qué quiere la otra persona

Por supuesto, también puedes invertir la situación y preguntar qué quiere la otra persona. Consideremos un escenario donde un hombre quiere tener sexo con una mujer y  pide su consentimiento. Existe el mito mundial de que a todas las mujeres les gusta asumir el papel de sumisa, que no quieren estar al mando en absoluto y desean que alguien tome todas las decisiones por ella.

Pues no. Mentira cochina. A muchas mujeres les gusta estar al mando, y aún más mujeres quieren sentir que nadie está al mando y que tomáis las decisiones juntos. A estas mujeres les resultará extremadamente sexy que les preguntes: “¿Qué te gustaría que hiciera contigo?” o “¿Por qué no me dices qué quieres que haga contigo?”. Las mujeres que se sienten más a gusto en un papel sumiso no se molestarán con este planteamiento. Saben perfectamente cómo llevarte de vuelta al papel de dominante.

El consentimiento es una conversación

Vale, cuando leas este título puede que pienses: “Pero, ¿qué estás diciendo? ¿El consentimiento es una conversación?” Pues sí. Pedir el consentimiento no es más que una conversación. La razón por la que muchas personas encuentran aterradora la parte de pedir el consentimiento es porque temen que se vuelva incómodo, que la persona a la que preguntan responda con un no. Pero realmente no tiene por qué resultar incómodo. Cuando literalmente consideras el consentimiento una pregunta a la que solo se puede responder “sí” o “no”, puede resultar un poco incómodo, especialmente cuando no sabes qué hacer o decir a continuación.

Recuerda: pedir permiso no corta el rollo en absoluto, más bien forma parte de los preliminares…

Cuando lo enmarcas en una conversación, todo se vuelve mucho más fácil. Si le preguntas a la otra persona si quiere ir un paso más allá y la respuesta es “no”, puedes hacer que la situación resulte mucho más cómoda para ambos diciendo algo tranquilizador como: “No pasa nada, de todos modos, me gusta estar contigo”. De esta manera, lo abordas de forma positiva y cambias el tono de la pregunta. En lugar de sentirte rechazado, o hacer que la otra persona sienta que te ha rechazado, siempre puedes reducir las cosas a un acuerdo mutuo para seguir haciendo lo que hacíais o esperar antes de continuar.

¿Siempre pides el consentimiento? ¿O qué opinas de pedir el consentimiento? ¡Háznoslo saber en un comentario!

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